EL CANTAR DEL CABALLERO Y SU DESTINO

Compuesta y orquestada por José María Vitier
Texto original: Silvia Rodríguez Rivero
Texto citado: Mirta Aguirre

La obra “El Cantar del Caballero y su Destino”,  es un poema épico escrito para orquesta sinfónica, coro y dos solistas.  En una breve historia, dada a través del diálogo entre dos personajes: el Caballero y el Destino, se presenta el conflicto del hombre que decide entregar su vida a la lucha por la justicia y el mejoramiento humano, debiendo para ello renunciar a sus pasiones, vencer sus temores y  enfrentar por último la muerte.

Este poema épico o cantata, describe justamente  el momento en que el hombre se entrega a  su destino y emprende el camino sin regreso,  decidido ya a dedicar su fuerza, su energía, su vida,  a un fin que lo trasciende y al que llega a través de ese  “profundo sentimiento de amor”, que es la sustancia irrenunciable y el sentido último de su entrega.

El Cantar del Caballero y su Destino es una obra inspirada en la vida y el pensamiento del Che Guevara, pero con un enfoque alegórico y universalizador, que nos remite al estereotipo del héroe de todos los tiempos. 

Es esta música continuadora del espíritu y la forma de una canción sinfónica compuesta por José María Vitier, hace más de dos décadas, realizada a partir de algunos fragmentos del bellísimo texto de la poeta  Mirta Aguirre “Canción Antigua al Che Guevara”,  el cual se retoma en esta obra a manera de cita,   junto a los textos que debí realizar expresamente para la música que José María habría de componer para esta cantata;  se  mantienen aquí los mismos personajes: el Caballero  y  la Señora, y se recrea el conflicto  del héroe a través del diálogo con el personaje femenino que, en este caso, representa a  el destino.

Durante el proceso de realización de la obra se contó con la colaboración de Aleida Marsh, esposa de Ernesto Che Guevara y del Centro Che Guevara, quienes nos facilitaron libros, documentos, grabaciones y anécdotas que sirvieron de profunda inspiración para esta obra.

La música está inspirada en diversas fuentes de marcado carácter alegórico. Desde las referencia rítmicas de claro sesgo regional,  elaborada con  las claves de lo popular latinoamericano, influencias del rock sinfónico, hasta la formulación neoclásica de resonancias medievales o barrocas que sirven al compositor para ir creando ese clima espiritual de  “canción de gesta” que tan bien se acomoda al tema en su  trascendencia histórica.  El discurso vocal – orquestal se articula a lo largo de la obra  como una síntesis de  formas y maneras de sonar que pone en contacto, y a un mismo nivel, las influencias de lo culto y lo popular.

Asimismo la obra plantea, a través de sus tramas sonoras, una comunión entre lo íntimo y lo épico, entre lo personal y lo histórico, ofreciendo las  claves del conflicto que narra, en términos de  drama humano,  trascendiendo en el tiempo y desplegando  sonoridades musicalmente sugerentes, que ofrecen amplias posibilidades para el desempeño  de los solistas vocales e instrumentales.        

Silvia Rodríguez Rivero.

FORMATO:

Obra para Orquesta sinfónica, Coro mixot, piano  y 2 solistas vocales (soprano y tenor) compuesta por José María Vitier en 2009 y grabada para el sello Colibrí en 2010.

Textos; Silvia Rodríguez Rivero.
Texto citado: Mirtha Aguirre.
Breve reflexión sobre los personajes:

El Caballero es el protagonista principal de la obra.  A través de él se cuenta la historia. Es un personaje con contradicciones y dudas.  Es la representación del hombre en su mayor pureza.

El personaje del Destino es la Historia.  Es también la voz interior del Caballero.  Es la representación del amor trascendente que existe en él.  Es la Piedad, la Caridad.   Y podría también interpretarse como la presencia de Dios (el amor) en el hombre.

La voz del Destino, debe ser persuasiva, nunca impositiva. 

Son dos personajes desde el punto de vista dramatúrgico,  pero en realidad es un solo personaje presentado en dos dimensiones, el del hombre acotado por el tiempo de la vida y el de su alma que  trasciende al tiempo en la Historia y en la eternidad.

El Destino todo lo sabe y a la vez nada sabe.  Porque sólo adivina al hombre, mas no sabe exactamente quién será el elegido.  Así como el hombre, el Caballero,  tampoco sabe exactamente de donde viene la fuerza de ese amor que lo hace renunciar a todo.  Se debate en sus contradicciones hasta que decide responder a esa energía interior y se entrega  a la lucha y al final a la muerte, con un único escudo: el amor por el hombre. 

El Destino lo alienta, la Historia recoge su gloria, su nombre es fundación, es amor, es esperanza.  Sin embargo para él la certeza final no existe, es el misterio lo que sobreviene a la muerte.                 

Silvia Rodríguez Rivero

Prólogo I

Texto: Mirta Aguirre

Una cita del texto de Mirta Aguirre comienza y culmina la obra, este prólogo sugiere el tema que se  abordará y  presenta,  a través de la voz coral,   a los personajes y la situación en que se verán envueltos.

-¿Dónde estás, caballero el más fuerte,

Caballero del alba encendida?

– En la sangre, en el polvo, en la herida, en la muerte señora, en la muerte.

¿QUIÉN  ERES? II

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

(inspirado en una idea inicial de  Roberto Blanco)

Después del prólogo y de  un Adagio instrumental que sirve de preámbulo a la historia, aparece por primera vez el Caballero.  En este movimiento, todo es misterio e intuición.  El personaje nos habla de la  existencia de un ser que él adivina a veces, quizás dentro de sí mismo, como una fuerza  oculta a sus ojos  pero que él percibe con gran intensidad en su interior,  como marcando un destino, un camino no enteramente revelado, en el que presiente está  el verdadero sentido de su vida.

Caballero:

Quién serás tú, mujer
que te acercas en la noche
sin mostrar en tu rostro
la luz.

Quién eres tú, dulce sombra.
Quién eres, quién eres.
Tu silueta va  indicando,
 mi camino,
mi destino.

Coro y Caballero:

Quién serás tú, mujer
que te acercas en la noche
sin mostrar en tu rostro
la luz.

DESTINO III

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

En esta tercera parte, se presenta el personaje femenino,  que simboliza  el destino del Caballero.   Ella describe el camino trascendente del hombre puro, su dolor, su compasión por el sufrimiento humano, su afán de justicia, su capacidad de sacrificio,  su valor.   Sin embargo no conoce quién será el elegido,  tal como el Caballero tampoco sabe aún si dentro de él estará la voluntad, la fuerza de dedicar enteramente su vida a un destino que lo obliga a renunciar a todo,  a pesar de que lo intuye dentro de sí mismo.

Destino:

Del héroe soy el destino.
soy la sangre, soy el llanto.
De la pobreza,  quebranto,
de la fatiga,  camino.

Está tejida de lágrimas
cada  hebra de mi pelo.
Soy un pájaro que anida
en  la esperanza su vuelo.

Tráigame Amor el señuelo,
a su alma  fina.
Templa el coraje y la espada
para su duelo.

Dónde estás tú,
Caballero.
En mis ojos ven a ver
Tu destino
verdadero.

Ven y dime,
Caballero,
Si tu piel, será mi piel.
Si mi piel, será tu piel.

VALDRÁ EL AMOR IV

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

En este cuarto movimiento de la obra, el Caballero reaparece, vislumbrando dentro de sí mucho más claramente el derrotero de su vida. 

El amor por el hombre, su voluntad de justicia, el profundo sufrimiento por el dolor ajeno, lo hacen ver con claridad la necesidad de dedicar su vida a ese, ya innegable dentro de sí, destino de fe y de lucha.  Nombra entonces a esa fuerza interior, simbolizada por el personaje femenino de la Señora, la llama enérgicamente,  deseando enlazar su vida a ella, identificando entonces  al amor  como la energía capaz de darle  la fuerza necesaria para entregarse a ese destino que lo obliga a renunciar a lo más querido y que sabe que pondrá en riesgo su propia vida.

Caballero-

¿Dónde estás tú, mi Señora?
Dulce fe que vive en mí.
El duro amor que atesora
mi pecho, otra vez, me habla de ti.

Presiento en ti mi destino,
¿Señora, dónde estás tú?
Por rudo que sea mi sino,
muéstrame el sendero tú.

Coro:

¿Dónde estás tú, mi Señora?
Señora, ¿dónde estás tú?
Muéstrame el sendero tú.

Caballero:

Quisiera enlazar a tí
mi vida de noche llena
por oscuras y hondas penas
que en tantos ojos ya vi.

Vuelve a mí, triste Señora.
Descubre tú mi destino,
llena de amor y sentido
a mi alma.

Lléname el alma de amor.

Caballero: 

Y si al final es la muerte
Quien decide el fin fugaz.
Si de justicia es mi suerte,
Valdrá el amor,
Valdrá el amor  mucho  más.

Caballero y Coro:

Dices que eres mi destino,
¿Señora, dónde estás tú?
Por rudo que sea mi sino,
muéstrame el sendero tú.

EVOCACIÓN V

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

El Caballero ha decidido cuál será el camino que seguirá su vida;   a la vez el Destino ha encontrado a su elegido, sin embargo existe dentro del Caballero el conflicto.  Es entonces donde el Caballero evoca dolorosamente,  en sus momentos de soledad, a su familia,  a todo lo que ha amado  profundamente y que viven en él, forman parte de su espíritu, de su fuerza y representan a la vez el  dolor por la lejanía y la renuncia hecha en aras  de ese destino trascendente que se torna cada vez más sólido dentro de sí.

 El personaje del Destino, ahora como su voz interior, le da fuerzas  y lo insta a tornar todo ese amor en su verdadera fuerza, en su escudo ante el mal y como defensa infranqueable ante la muerte.  Sólo el amor es aún más fuerte que la muerte, porque es energía indestructible que trasciende y perdura más allá de la persona.

Caballero –

Tanto amor escondido y deshecho
no es escudo, ni espada; es cruz
enterrada profunda en mi pecho,
como lanza de espléndida luz.

Por caminos de humo y  silencio
van a tientas destino y razón.
A todo lo amado renuncio,
es amargo el sabor del adiós.

El Destino –

Ha de estar en tu pecho la fuerza
de tornar el amor en valor,
desprender desde el alma la vida,
trocar fe por ausencia y dolor.

Caballero y Destino:
Ya he emprendido el incierto camino,
 sólo llevo como arma el valor,
 la confianza en el Hombre y mi suerte.
 Por coraza a la muerte, el amor.

Coro, Caballero y el Destino
Ya ha emprendido el incierto camino
Sólo lleva como arma el valor,
La confianza en el Hombre y su suerte.
Por coraza a la muerte, el amor.

EL COMBATE VI

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

Este movimiento representa el largo y difícil trayecto por el que ha avanzado la  vida del Caballero,  que culmina con la muerte. 

Rodeado de sus seguidores, hombres de ideales,  que lo han acompañado en el tortuoso camino, se les ve iluminados por el fuego en un combate imposible, desigual,  predestinado a la muerte por la traición, la incomprensión, la soledad.

Es el personaje del  Destino quien narra la historia y preserva para el final, junto al coro,  la imagen de esas almas puras, alejándose,  como ángeles, en la eternidad.

Coro:
El fuego alumbra.
El arma estalla.
El monte es luz.

Destino:
Comienza la batalla.
Recio será el combate.
El fuego alumbra
a las almas
que no tendrán
amanecer.

Destino y Coro:
Es el juego del destino.
La muerte escondida acecha.

Destino:
El arma estalla.
El monte es luz.

Destino y Coro:
Sin reposo va la muerte
con ansias de librar tenaz
la partida final.

Destino y Coro:
Vuelan,
Vuelan ya,
al horizonte,
las almas perdidas.

Son almas solitarias.
Se alejan,
como ángeles,
en la eternidad.

MUERTE Y GLORIA VII

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

Este último movimiento de la obra se compone de dos partes.  Una, dada musicalmente por el tango,  e interpretada por los dos personajes: el Caballero y el Destino;  la otra  parte, está insertado a manera de cita, dentro de ese tango final, con un lenguaje musical que rememora algo de la sonoridad de los años 70,   y su texto corresponde a un fragmento del poema de Mirta Aguirre usado en el prólogo de la obra,  donde participan el Caballero y la Señora (el Destino), representada esta vez  por el coro, en un diálogo que ocurre más allá de la muerte.

En el tango el Caballero se ve cara a cara con la muerte y le habla a ella como parte de su destino.   En ese momento final de hondo sufrimiento,   en ese último instante de vida,  se siente abandonado, lleno de dudas, sin saber si valió la pena tanto sacrificio, sin saber si quedará algo de todo ese amor entregado después de que la vida se haya ido.  Como única alusión directa al Che Guevara en esta obra, se mencionan dos objetos que guardó hasta el momento de su  muerte: una piedra, restos de un llavero que le dio su madre y el pañuelo, recuerdo de su esposa.

Con inmenso dolor siente que se acerca el final, piensa en su vida  y le sobreviene la duda si valió la pena tanto dolor, si algo quedará de su entrega, su sacrificio, sus ideales; el Destino, que es también su yo interior,  y es la Historia misma, le va respondiendo, en dueto desesperado, con palabras de aliento, que sí valió la pena, que en otras almas  renacerá su espíritu, que valdrá el amor más allá de la muerte.

Al final,  casi en silencio, reconoce el amor como sentido único de su vida y la paz precede a la muerte.

El coro y el Destino claman y predicen su resurrección.

Caballero:
Sólo veo tu luz
entre las sombras
y el dolor.

Hoy llegas a mí.
cual suave paz
te presentí.

Todo queda atrás,
junto a mi vida
que se va.

Rueda la piedra
en que creí.

Vuela el pañuelo
que te dí.

Junto a mi vida
que se va.

Todo lo entregué
por la justicia
que soñé.
Por la razón.
Por la razón
en que creí.
Por la pasión
con que viví.

Nada queda ya
sólo la vida
que se va.

Destino:

Todo lo entregó
por la justicia
que soñó.
Por la razón.
Por la razón
en que creyó.
Por la pasión
con que vivió.

Caballero:
Dudas y dolor.
Exhausto el cuerpo
de sufrir.

Destino:
Pleno su pecho
De soñar.

Caballero:
Todo queda atrás
Junto a mi vida
Que se va

Destino:
Presta su alma
ya a morir,
de tanto amar.
Todo lo entregó.
Resucitarás.

Caballero:
Por la justicia que soñé.
Exhausto el cuerpo
de sufrir.
Pleno mi pecho
de soñar.

Destino:
Resucitarás
Entre mil almas
nacerás.

Caballero:
Presta ya  mi alma.

Destino:
Valdrá el amor,

Caballero:
Presta a morir.

Destino:
Valdrá el dolor,
Valdrá en mi pecho
 tu  razón.

Caballero:
De tanto amar.

Fragmento del poema Canción antigua al Ché Guevara
(aparece insertado en el fragmento VII de la obra)

Texto: Mirta Aguirre

Coro:
– ¿Dónde estás, caballero de Gloria,
caballero ya inmóvil, y andante?

Caballero
– En aquel que haga suyo mi guante
y mi suerte, señora, y  mi suerte.

Coro
-¿Dónde estás, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
-¿Dónde estás caballero el más puro,
caballero el mejor caballero?

Caballero
Hecho saga en la muerte que muero;
hecho historia, señora, hecho historia.

Coro
¿Dónde estás caballero Bayardo,
caballero sin miedo y sin tacha?

Caballero
En el viento, señora,
que aciclona la llama en que ardo.

Coro
¿Dónde estás caballero gallardo,
caballero sin tacha y sin miedo?

Caballero
En la flor que a mi vida concedo:
en el cardo, señora, en el cardo.

Coro
¿Dónde estás caballero seguro,
caballero del cierto destino?
Con la espada aclarando el camino
al futuro, señora, al futuro.

Muerte y Gloria (continuación)

Texto: Silvia Rodríguez Rivero

Destino y coro:
Resucitarás.

Caballero:
Por la justicia que soñé.
Exhausto el cuerpo
de sufrir.

Caballero:
Pleno mi pecho
de soñar.

Destino:
Resucitarás
entre mil almas
nacerás.

Caballero:
Presta ya  mi alma

Destino:
Valdrá el amor, 

Caballero :
Presta a morir

Destino:
Valdrá el dolor,
valdrá en mi pecho
tu  razón.

Caballero:
De tanto amar.

Coro:
Resucitarás,
Entre mil almas nacerás.
Valdrá el dolor
Valdrá en mi pecho tu razón.

Destino:
Siempre vivirás

Caballero:
Tu luz guió mi alma
hacia el amor.
Por él viví.
En paz estoy.

Destinoy coro:
Resucitarás

Todos:
Valdrá el amor.